Aida Folch es Cay en 25 kilates, un thriller enérgico con el que debuta Patxi Amézcua. - GONZALO DE PEDRO
GONZALO DE PEDRO - MÁLAGA - 22/04/2009 08:30
Fue llegar y besar el santo. Juan Marsé, junto a la ministra de Cultura Ángeles González-Sinde, afirmaba que al cine español le falta talento días antes de recoger su Premio Cervantes en la Universidad de Alcalá de Henares. Metió el dedo en el ojo y lo hizo a conciencia. En aquella rueda de prensa, la ministra confirmó que uno de los problemas del cine español es la falta de estímulos que recibe el guionista, y confirmó que el Ministerio ayudará a las productoras para corregir la situación.
La coincidencia en el tiempo de estas declaraciones con la celebración estos días del Festival de Málaga, principal escaparate de la industria de cine español, ha despertado preguntas en torno a los sistemas de producción de una industria que no consigue consolidarse como tal en España, al tiempo que desvía la mirada hacia esos márgenes del cine, donde, quizás, se esconda el talento que Marsé echa en falta en el cine de este país.
El hecho de que el Festival de Málaga parezca haber abierto su mirada hacia los márgenes, a través de la sección El otro cine español, donde se han agrupado nombres como Isaki Lacuesta, Albert Serra o Daniel Villamediana, y con el impulso de la sección Zonazine, paralela a la oficial, donde ha brillado con luz propia 25 kilates, el potente thriller de Patxi Amézcua, hace pensar que algo se mueve entre las sombras del cine español. A pesar de las opiniones airadas del novelista.
Fallos en el guión
"La base del cine es el guión", dijo también Marsé, "y aquí en ese proceso no se dedica el tiempo ni el dinero suficiente. Ahí es donde habría que emplear más medios".
Algo en lo que coincide Carlos Molinero, vicepresidente del sindicato de guionistas ALMA: "Los productores no destinan, de media, más allá del 1% del presupuesto a un guión, cuando lo mínimo exigible sería el 3%. El guionista es el que menos cobra y trabaja sin tiempo para afinar los guiones. Y la televisión ha demostrado que los guionistas bien pagados son un camino hacia el éxito: si un guionista puede concentrarse en su trabajo, y no escribir tres cosas a la vez, los resultados siempre son mejores".
"Las declaraciones de Marsé fueron serenas", dice Gonzalo de Lucas
Una opinión que comparte Nacho Vigalondo, que el viernes recoge en Málaga el Premio Eloy de la Iglesia: "El talento no es como una marea que viene y va, y tampoco es una cuestión nacional: no creo que los guionistas de EEUU sean mejores genéticamente, sólo hay que fijarse en qué condiciones trabajan ellos y en qué condiciones trabajamos nosotros".
¿Es entonces una cuestión de dinero, bastaría con aumentar los presupuestos destinados a la escritura? Isaki Lacuesta (La leyenda del tiempo), que presenta en Málaga algunos de sus cortometrajes mientras ultima el montaje de dos largos, apunta más allá: "Los medios que echo en falta son los de comunicación, que deberían comprometerse con la cultura y no con el mercadeo banal, del que son cómplices y promotores. Dudo que Marsé haya podido ver el cine español que más me gusta, lleno de talento, y, en parte, es consecuencia de las políticas de difusión basadas en la filosofía del espectáculo".
No sólo el dinero
Velasco Broca, que no consigue levantar en España su primer proyecto de largometraje, pese a las cartas de recomendación del Festival de Cannes, tampoco cree que sea exclusivamente un problema económico: "Hay películas con presupuestos holgados que tienen escaso interés para el público español e internacional. Y la falta de medios nunca ha sido un problema para el buen cine. En España se subvencionan las películas por productora y no por director. Talento hay, pero se mantiene bloqueado por miedo a los desplazamientos".
"No se destina más del 1% del presupuesto a un guión"
Albert Serra, presente también en el ciclo El otro cine español con El cant dels ocells, tampoco comparte el diagnóstico de Marsé, y va más allá: "Es paradójico, pero lo que está haciendo Marsé con sus declaraciones es reforzar el modelo más clásico de cine español. Él critica la falta de buenos guionistas y yo creo que el problema es el contrario: sobran guionistas, sobran argumentos, sobran tramas, porque el cine moderno, o buena parte de él, se basa en la ruptura con ese modelo de cine basado en el guión".
Gonzalo de Lucas, crítico de Cahiers du Cinéma y otro de los protagonistas del ciclo malagueño, apunta a un problema anterior: "Las declaraciones de Marsé me parecieron serenas y moderadas. Pero no creo que el problema sea la falta de talento: empieza antes, en lo poco que se trabajan las películas, en la vanidad y falta de motivaciones para aprender y ensayar algo con el cine. De un filme de Almodóvar se podrá decir de todo, menos que es la película de un vago y un conformista. Lleva 30 años trabajando muy seriamente cada película. Como Guerín. Lo insoportable es la desgana, el descuido, el funcionariado".
De la periferia al centro
¿Está la solución en ese cine periférico, ese "otro" cine al que hace referencia el ciclo que se exhibe en Málaga? Como dice Gonzalo de Lucas, "el centro hay que buscarlo siempre en la periferia. Las buenas películas no se consumen en un plazo inmediato. Si un festival extranjero hace un ciclo sobre el cine español de los noventa, posiblemente estarán El sol del membrillo o Tren de Sombras, películas poco vistas en su día, pero dudo que busquen en la cosecha de los Goya de (digamos) 1994 ó 1998".
Algo que parece compartir Velasco Broca: "La palabra cultura debe asociarse a este tipo de propuestas. Industria no es sinónimo de cultura. El cine "marginal" español es uno de los nichos de mayor reputación y resonancia en el extranjero".
Isaki Lacuesta, por su parte, niega la mayor: "Nunca he creído en los compartimentos estancos, y me parece una equivocación pensar que pueda haber un cine central y un cine periférico. No me siento "otro", ni "raro" ni "marginal" ni "maldito". No trabajo por oposición a nada, y ni todo lo que se considera "central" es mal cine, ni todo lo llamado "underground" es excelso. Y viceversa, aquí y en Hollywood". Sobre la confrontación, o no, afirma Vigalondo que "el "otro" cine siempre necesita de un cine industrial, sólido y saludable contra el que situarse y contra el que trabajar. En España nunca se ha potenciado un cine comercial como para que florezca también un buen cine en contra".
Serra, por su parte, critica a ese cine periférico, al que acusa de repetir vicios del cine más comercial: "No creo que la salvación del cine español esté en ese "otro" cine español, en todo caso la salvación soy yo. El otro cine es un cine si alma, sin autenticidad, productos miméticos hechos desde una óptica pequeño burguesa y por directores que lo único que quieren es reforzar su estatus de artistas".
A la pregunta de si es realmente rentable ese llamado "otro cine español", De Lucas responde airado: "No conozco a ningún productor que haya perdido un euro con José Luis Guerín, Albert Serra o Isaki Lacuesta. Sospecho que con eso del "otro" cine se refieren a que es el único cine rentable que hay en España".
Diario Público.