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Millennium: La serie de Stieg Larsson cierra sus puertas en libro y las abre en cine

milllennium-los-hombres-que-no-amaban-a-las-mujeresLa saga negra más leída del siglo XXI llega a su fin con “La reina en el palacio de las corrientes de aire” (Destino), obra que nos sacará de dudas sobre el paradero de esa Lisbeth Salander que es desde ya uno de los grandes personajes femeninos de la historia de la literatura. Además, los larssonmaníacos están de enhorabuena, pues la primera aventura de la serie, “Los hombres que no amaban a las mujeres”, acaba de llegar a la gran pantalla. Entre una y otra novedad, pasamos revista al fenómeno desencadenado por el fallecido periodista sueco. Texto Laura Fernández

De otro planeta. Lisbeth Salander es de otro planeta. Cuando era niña montaba a caballo y se hacía unas trenzas horribles y vivía en una casa de colorines. Por eso quizá algunos dicen que está loca y tiene que vérselas de vez en cuando con monstruos que juegan a ser sus tutores legales en una Suecia mal amueblada, socialmente hablando. Una Suecia que tiene más que ver con la macabra Viena de cuchillas de afeitar y pequeños dictadores domésticos de Elfriede Jelinek que con el caótico y a la vez ingenuo “hazlo tú mismo” de Ikea. Tal vez por eso a Lisbeth, o la pequeña Pippi convertida en espía sin escrúpulos, tatuaje de abeja en el cuello incluido, le dio por teñirse de negro azabache y cortarse el pelo al cepillo. “¿Cómo sería Pippi Calzaslargas si hubiera crecido hasta convertirse en adulta? ¿Qué la considerarían? ¿Una psicópata?”, se preguntó Stieg Larsson en la única entrevista que concedió antes de hacerse archifamoso y de morir a las puertas de la redacción de su particular Millennium, la revista Expo, dedicada a analizar y desentrañar tramas de extrema derecha latentes en la sociedad sueca. Algo que Larsson no podía evitar hacer, ni siquiera cuando escribía ficción. Porque, ¿qué es la trilogía Millennium si no una manera de aproximarse al lado oscuro de la a menudo nevada Suecia? Parece que lo único que hizo Larsson, pues, es disfrazarse de periodista en las últimas, calarse el sombrero de detective y aliarse con la Pippi Langstrump del futuro, convirtiéndose en Mikael Blomkvist, tipo con el que, por cierto, comparte primer nombre: Carl.

Entre la fábula y el “thriller”
Blomkvist es el fundador y periodista estrella de Millennium hasta que un empresario mafioso decide quitárselo de en medio acusándolo de calumnias, por un artículo que publicó basándose en una única fuente off the record (frase mágica en todo lo que rodea al bueno de Mikael). Cuando esto ocurre, se ve impelido a desaparecer del mapa y a aceptar la oferta de lo que parece un viejo chiflado en la primera entrega, Los hombres que no amaban a las mujeres, literalmente en su edición original “Los hombres que odian a las mujeres”, un tratado sobre la violencia machista que sigue imperando en la aparentemente pacífica Suecia (el propio Larsson deja caer un dato escalofriante al respecto antes del arranque de cada parte de la novela, y este es sólo un ejemplo: “En Suecia, el cuarenta y seis por ciento de las mujeres han sufrido violencia por parte de algún hombre”). El título en España tiende a lo literario, parando el puñetazo directo, “para jugar con los matices”, en palabras de Silvia Sesé, editora de Destino. “Descubrimos a Larsson a través de las ediciones francesas de Actes Sud y seguimos su ejemplo. Creemos que cambiando el ‘odiar’ por ‘no amar’ y llevándolo al pasado conseguimos un toque más narrativo y evocador”, añade. De ahí que la segunda entrega, literalmente en sueco “La chica que jugaba con fuego”, haya pasado a ser La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Y que la última, algo parecido a “Castillos en el aire” en el original, sea La reina en el palacio de las corrientes de aire. “Estuvimos hablándolo con el traductor y editor al francés, que leyó el manuscrito antes de que se publicara incluso en Suecia, y aseguró que en todos los casos se trata de títulos de trabajo del propio Larsson, que se descartaron en algún momento”, explica Sesé. La idea era transportar al lector a ese reino siniestro, a medio camino entre la fábula infantil y el adictivo thriller desencajado, en el que se tejen los misterios de Larsson.

Holmes y Watson en el s. XXI
El homenaje a su compatriota Astrid Lindgren está claro no sólo en la intención de dibujar a la Pippi del futuro, sino en la de ridiculizar al propio Mikael. Sus colegas periodistas le llaman “Kalle” Blomkvist, haciendo referencia al joven superdetective creado por la pelirroja autora infantil y con el que comparte apellido. Partiendo de Lindgren, pues, y alargando su sombra hasta Elizabeth George, la veterana autora de best sellers de misterio de títulos intercambiables a la que, por cierto, lee con gusto Blomkvist, la obra de Larsson está plagada de referencias directas e indirectas a la novela negra de fácil digestión. ¿O es que el misterio de la “isla cerrada” con que arranca la saga no podría haber sido escrito por la mismísima Agatha Christie si le hubieran interesado los trasuntos de una revista acostumbrada a meterse en líos? ¿Y no podría haber imaginado Ed McBain la intermitente y poco común relación entre Erika Vanger y el protagonista? Steve Carella, el héroe de McBain, rudo y poco hablador, acaba casándose con una sordomuda e inaugurando la senda del detective con bizarra situación sentimental. Y entre las referencias directas figuran clásicos del best seller criminal de todas las épocas, desde Dorothy Sayers hasta Sue Grafton.
Y es que Larsson, como Blomkvist, fue un ávido lector de novela de misterio que, según cuenta su amigo Kurdo Baksi, empezó a escribir por pura diversión. Podía llegar a beberse veinte tazas de café en una noche y, acompañado únicamente de una cajetilla de Marlboro Ligth, dar forma a las aventuras de Salander y Blomkvist, los Holmes y Watson del siglo XXI en palabras de sus fans, que ya se cuentan por millones. De sus libros se han vendido cerca de diez millones de ejemplares en todo el mundo, tres y medio de ellos en Suecia, para una población adulta que no supera los seis millones de habitantes. Larssonmaníacos que no han podido pegar ojo desde el cierre abierto de la segunda entrega, más muerdeuñas que nunca, y que por fin van a entenderlo todo. Tal y como dijo el propio Larsson en la única entrevista que concedió (publicada en 2004 en el número 18 de Svensk Bokhandel con motivo de la llegada a librerías de Los hombres que no amaban a las mujeres): “No es hasta el tercer libro cuando se atan todos los cabos y se entiende lo que ha ocurrido. Los tres son historias autoconclusas. Pero hay algo más. En las novelas de detectives corrientes nunca aparecen las consecuencias de lo que ocurre en las historias del libro siguiente. En las mías, sí”. Tampoco las novelas de detectives acostumbran a radiografiar, como si de un Manhattan Transfer se tratara, prácticamente un siglo en la vida de un país poco acostumbrado a las radiografías literarias; más bien se fijan un objetivo, hacen zoom sobre un determinado problema que a la vez está dentro de otro y de otro mayor, pero no tratan de sacudir el polvo a la Historia, con mayúsculas. Larsson sí lo hace.

Contra los nazis
Definiéndose, a través de Blomkvist, como escéptico, políticamente hablando (su personaje asegura haber votado únicamente en unas elecciones parlamentarias, las de 1982, dando su apoyo a los socialdemócratas, con el único fin de que Thorbjörn Fälldin no repitiera como primer ministro), Larsson fue un obseso del fascismo y poseía, en palabras de su amigo Baksi, el mayor archivo que existe en Suecia sobre nazismo y racismo. Almacenaba muchísimo material sobre Alemania, Italia y España. “España era un país muy importante para cualquier izquierdista sueco. No se puede entender la historia de Europa sin conocer bien lo que ocurrió en países como Italia, Alemania y España. Y Larsson guardaba mucha documentación sobre Franco”, cuenta Baksi que, por cierto, aparece como personaje en la tercera entrega de la saga, a punto para el desembarco en librerías, el próximo 23 de junio.
Pero, volviendo al fascismo, Larsson traza una historia de su desarrollo en Suecia, ya en la primera novela, a través de la historia de Richard Vanger, hermano del viejo chiflado que quiere averiguar qué pasó con su sobrina, desaparecida hace 36 años. Richard, un fanático nacionalista que, como Hitler, odiaba a los judíos, se unió en 1924 a la Asociación Nacionalsocialista Sueca para la Libertad, uno de los primeros grupos nazis del país, y un año después ya formaba parte de la Organización de la Lucha Fascista de Suecia (OLFS). Luego se alistó en el ejército y fue sumándose a cualquier grupúsculo nazi que surgiera, además de formar parte del Partido Obrero Nacionalsocialista sueco, que se fundó en 1933, conocido como movimiento Lindholm. Luchó en la Segunda Guerra Mundial y cayó en el campo de batalla, convirtiéndose en un mártir del nazismo patrio en cuyo nombre todavía hoy se reúnen en un cementerio de Estocolmo “unos cuantos chalados” en el aniversario de su muerte.
Chalados con los que Larsson tuvo que vérselas personalmente. Expo, la revista que fundó junto a Baksi, se dedicaba a poner sobre la mesa cualquier tipo de movimiento subterráneo de cariz antidemocrático y, por ello, recibía amenazas de muerte de manera intermitente, hecho que incluso ha propiciado el desarrollo de la teoría de la conspiración respecto al fulminante infarto que acabó con su vida al poco de cumplir los 50 años, en noviembre de 2004, sin que llegara a ver publicada ninguna de sus novelas.

La princesa maldita
Harina de otro costal es el culebrón sobre la herencia (los diez millones de euros que han generado de momento los derechos de las tres novelas) que se desató tras su muerte; al no estar casados, su viuda, Eva Gabrielsson, no recibe ni una corona, mientras su padre y su hermano, que nunca tuvieron relación con él en vida (Larsson se crió con sus abuelos) se forran. “Él pensaba quedarse los beneficios del primer volumen, los del segundo pensaba destinarlos a una asociación de mujeres maltratadas y los del tercero los quería para su revista Expo”, explica Baksi, a lo que añade: “Larsson siempre fue un periodista muy preocupado y concienciado con las desigualdades de clase, sexo y raza”. Al respecto, su viuda ha afirmado, “si supiera lo que me han hecho, se vengaría”.
Aunque no lo haría con la brutalidad de Lisbeth, la reina de los piercings y la investigación virtual (Salander es la primera detective hacker de la historia de la literatura), verdadero motor de la saga. Una especie de superhéroe a la que el mundo trata como mutante, psicológicamente hablando. La pieza sobrante de un puzle que nunca contó con ella. A sus 24 años tiene el aspecto de un crío de 12; pesa 40 kilos y apenas mide metro y medio. En palabras de Baksi, “tiene algo de Dalai Lama, porque sin paciencia nunca se gana en la vida; otras veces es una guerrillera, por su burda manera de enfrentarse a las cosas, y es Pippi, porque hay que perder el control y porque Pippi es la demostración de que en el desastre también está la solución”. La historia broche de La reina en el palacio de las corrientes de aire arranca con Salander en el hospital, recuperándose de la hecatombe con que se cerró el segundo volumen, con la soga judicial al cuello y un viejo enemigo a las puertas. Como una princesa maldita, encerrada en una torre oscura, Lisbeth sólo puede cruzar los dedos para que Blomkvist, con quien mantiene una algo más que platónica relación, exprima sus dotes periodísticas (porque el periodismo, más que nunca, es un personaje en esta tercera entrega) para salvarla del monstruo. ¿Lo conseguirá? [Ver comentario sobre la película en la página 8 de este mismo número]

En Estocolmo con la viuda de Stieg Larsson
Advertida de que el Premio Qué Leer, que los lectores de esta revista concedieron a Los hombres que no amaban a las mujeres de su fallecida pareja Stieg Larsson, es una pesada escultura en bronce, Eva Gabrielsson se presenta, diez minutos antes de lo acordado, en la recepción del Hotel Clarion de la capital sueca con una amplia bolsa de ropa colgada del hombro. Cuando se le muestra el galardón, lo primero que hace es loar su diseño; tras sopesarlo, espanta las preocupaciones del periodista de que su acarreamiento la fatigue al asegurar que el día anterior lo pasó en el barco de unos amigos, teniendo que cargar durante un buen trecho con un ancla de veinte kilos. Este vigor físico encuentra una correspondencia exacta en la energía intelectual y la fortaleza mental que irradia por los cuatro costados. Basta pasar unos minutos con ella para que se revele como una mujer de conversación apasionada, principios sólidos y carácter batallador. Eva nos pasea por el multicultural y efervescente barrio de Södermalm, donde residía junto a Stieg y en el que sigue viviendo, escenario principal del ciclo Millennium, para cuya plasmación el escritor le pidió asesoramiento, ya que no en balde es arquitecta y especialista en urbanismo de Estocolmo, tema sobre el que está ultimando un libro. Nos muestra la todavía humilde calle donde nació Greta Garbo, cuyo padre vaciaba letrinas públicas, y se emociona al señalar las visionarias inquietudes medioambientales y el espíritu pacifista de los proyectores de una de las zonas del lugar. Cae una lluvia fina, pero ella no se detiene siquiera a colocarse la capucha del chubasquero; marcha con resolución mientras encadena cigarrillos, ejerciendo de guía de lujo con auténtico entusiasmo, clavando en el interlocutor sus melancólicos ojos azules. Gabrielsson colabora con un refugio para mujeres maltratadas y ahora se dirige a una mezquita a escuchar a un imán para ver si puede aprender algo de él o, por lo menos, comprenderle. “Stieg hubiera hecho lo mismo” asegura y en muchas de sus palabras se trasluce su deseo de perpetuar la memoria de su compañero sentimental continuando con el espíritu humanitario que los caracterizó a ambos. Con resignación (“así es la vida”) prefiere pasar de puntillas sobre el litigio que la enfrenta a la familia de Stieg en torno a los derechos de su obra (seguidores del novelista han abierto una colecta pública para recaudar fondos de cara a ayudarla con los costes legales, www.supporteva.com, pero sí que se le graba una expresión de puro gozo en el rostro cuando se le comenta la magnitud de la fiebre Larsson en España. “Increíble”, “Increíble”, repite por las húmedas calles donde iba a extenderse la serie que aman hombres y mujeres, y que ha tenido el resultado de acercar una cerilla a un bidón de gasolina. Por Antonio Lozano.

Que leer.

Partes de guerra

revista

Título: Partes de guerra
Autor: Ignacio Martínez de Pisón
Editorial: RBA
Páginas: 496
Precio: 25 euros

 

 

 

La ternura de los lobos

revista

Título: La ternura de los lobos
Autora: Stef Penney
Editorial: Salamandra
Páginas: 448
Precio: 19 euros

 

 

 

La joya de Medina

revista

Título: La joya de Medina
Autora: Sherry Jones
Editorial: Ediciones B
Páginas: 464
Precio: 21 euros

 

 

 

La música del hambre

revista

Título: La música del hambre
Autor: Jean Marie Gustave Le Clézio
Editorial: Tusquets
Páginas: 216
Precio: 17 euros

 

 

 

La soledad de los números primos

revista

Título: La soledad de los números primos
Autor: Paolo Giordano
Editorial: Salamandra
Páginas: 288
Precio: 16 euros

 

 

 

La economía no existe

revista

Título: La economía no existe
Autor: Antonio Baños Boncompain
Editorial: Los Libros del Lince
Páginas: 240
Precio: 16 euros
(Ver reportaje sobre el libro en el número 143)

 

 

 

Atlas descrito por el cielo

revista

Título: Atlas descrito por el cielo
Autor: Goran Petrovic
Editorial: Sexto Piso
Páginas: 206
Precio: 15,50 euros

 

 

 

Sólo un muerto más

revista

Titulo: Solo un muerto mas
Autor: Ramiro Pinilla
Editorial: Tusquets
Paginas: 280
Precio: 19 euros

 

 

 

The Host (La huésped)

revista

Título: The Host (La huésped)
Autora: Stephenie Meyer
Editorial: Suma
Páginas: 784
Precio: 24,50 euros

 

 

 

Lo que perdimos

revista

Título: Lo que perdimos
Autora: Catherine O’Flynn
Editorial: Seix Barral
Páginas: 320
Precio: 17,50 euros

 

 

 

La ropa que vestimos

revista

Título: La ropa que vestimos
Autora: Linda Grant
Editorial: Plata
Páginas: 320
Precio: 16 euros

 

 

 

Sakamura, Corrales y los muertos rientes

revista

Título: Sakamura, Corrales y los muertos rientes
Autor: Pablo Tusset
Editorial: Destino
Páginas: 284
Precio: 16 euros

 

 

 

El silencio de los claustros

Título: El silencio de los claustros
Autora: Alicia Giménez Bartlett
Editorial: Destino
Páginas: 464
Precio: 18 euros

 

 

 

Guía para sobrevivir a una isla

revista

Título: Guía para sobrevivir a una isla
Autor: George Zarkadakis
Editorial: Ediciones B
Páginas: 304
Precio: 19 euros

 

 

 

La jauría y la niebla

revista

Título: La jauría y la niebla
Autor: Martín Casariego
Editorial: Algaida
Páginas: 320
Precio: 20 euros

 

 

 

Salvaje Oeste: pistoleros y forajidos

revista

Título: Salvaje Oeste: Pistoleros y forajidos
Autor: Gregorio Doval
Editorial: Nowtilus
Páginas: 338
Precio: 12,95 euros
(Ver artículo en el número 141)

 

 

 

Muerto hasta el anochecer

revista

Título: Muerto hasta el anochecer
Autora: Charlaine Harris
Editorial: Pandora
Páginas: 256
Precio: 16,95 euros

 

 

 

Los vivos y los muertos

revista

Título: Los vivos y los muertos
Autor: Edmundo Paz Soldán
Editorial: Alfaguara
Páginas: 206
Precio: 15,50 euros

 

 

 

Las hermanas Grimes

revista

Título: Las hermanas Grimes
Autor: Richard Yates
Editorial: Alfaguara
Páginas: 224
Precio: 16,50 euros

 

 

 

El danés serbio

revista

Título: El danés serbio
Autor: Leif Davidsen
Editorial: Funambulista
Páginas: 448
Precio: 12 euros

 

 

 

La importancia de las cosas

revista

Título: La importancia de las cosas
Autora: Marta Rivera de la Cruz
Editorial: Planeta
Páginas: 300
Precio: 19,90 euros

 

 

 

Corazón de napalm

revista

Título: Corazón de napalm
Autora: Clara Usón
Editorial: Seix Barral
Páginas: 368
Precio: 18,50 euros

 

 

 

El hombre más buscado

revista

Título: El hombre más buscado
Autor: John Le Carré
Editorial: Plaza & Janés
Páginas: 400
Precio: 22,90 euros

 

 

 

Watchmen

revista

Título: Watchmen
Autores: Alan Moore y Dave Gibbons
Editorial: Planeta DeAgostini
Páginas: 464
Precio: 35 euros

ndignación

revista

Título: Indignación
Autor: Philip Roth
Editorial: Mondadori / La Magrana
Páginas: 176
Precio: 17,90 euros

 

 

 

Sal

revista

Título: Sal
Autor: Manuel García Rubio
Editorial: Lengua de Trapo
Páginas: 516
Precio: 24,95 euros

 

 

 

Hacia otro verano

revista

Título: Hacia otro verano
Autora: Janet Frame
Editorial: Seix Barral
Páginas: 270
Precio: 18 euros

 

 

 

Zona

revista

Título: Zona
Autor: Mathias Enard
Editorial: La Otra Orilla
Páginas: 408
Precio: 24 euros

 

 

 

El libro del día del juicio final

revista

Título: El libro del día del juicio final
Autora: Connie Willis
Editorial: La Factoría de Ideas
Páginas: 480
Precio: 24,95 euros

 

 

 

Esperadme en el cielo

revista

Título: Esperadme en el cielo
Autora: Maruja Torres
Editorial: Destino
Páginas: 200
Precio: 18,50 euros

 

 

 



 Cuando Bob Dylan empezó a investigarse a sí mismo

 

Título: Crónicas

Autor: Bob Dylan

Editorial: GLOBAL RHYTHM PRESS

Páginas: 300 Precio: 21 €

 

Los tres lo leyeron con avidez y no dudan en recomendarlo a quien se ponga por delante. Sabino Méndez, Rodrigo Fresán y Patricio Pron no ahorran elogios a la hora de hablar del primer volumen de las memorias de Bob Dylan. Son tres ‘dylanitas' incorregibles. 

SABINO MÉNDEZ: 48 años / escritor y músico

"Me sorprendió su estilo, porque en Tarántula, el libro que escribió en los 70, no tenía ninguna técnica. Su estilo aquí es sencillo y realista, de buen narrador. Demuestra que tiene muchos registros".

RODRIGO FRESÁN: 46 años/ escritor y periodista

"Tenía miedo de que fuera un torrente lisérgico absurdo, pero todo lo contrario: me sorprendió el tono de serie negra, como si Dylan estuviera investigándose a sí mismo. Está lleno de grandes pasajes".

PATRICIO PRON: 33 años / escritor y periodista

"Es muy poco habitual que uno de los personajes más interesantes del siglo XX hable sobre sí mismo. Con Crónicas, Dylan se inscribe en la tradición literaria norteamericana. No está fuera de lugar".

 

 La mejor novela de 2008 desgrana los mapas del miedo

 

Título: El país del miedo

Autor: Isaac Rosa

Editorial: Seix-Barral

Páginas: 320 Precio: 19,50 €

 

Isaac Rosa (Sevilla, 1974) ganó el premio José Manuel Lara 2008 por este libro, en el que la narración y el ensayo no tienen límites claros. Un caso de acoso escolar es el punto de partida para reflexionar sobre la pedagogía del miedo: cómo nos llega, en quién lo proyectamos y las secuelas que deja. 

ELENA RAMÍREZ: editora

"A partir de un incidente menor en la vida de una familia cualquiera, Isaac urde una trama capaz de hacerte sentir miedo leyendo, por el desarrollo de los acontecimientos"

ADOLFO GARCÍA ORTEGA: 50 años/ escritor

"Lo que más me fascinó es cómo el lector se va envolviendo en la piel del personaje, haciendo propia su obsesión por el miedo... Esa manera tan directa de involucrar al lector".

ANDRES NEUMAN: 31 años/ escritor

"Rosa nutre con rigor, durante 300 páginas, el interés de la anécdota. Son dos libros en uno, por esa separación del ensayo y la narración. Tiene el valor de romper el prejuicio del género literario".

 

 Humor ácido como receta contra la crisis 

 

Título: Las aventuras del buen soldado Svejk

Autor: Jaroslav Hasek

Editorial: Galaxia Gutenberg

Páginas: 726 Precio: 23€

 

Un sólo volumen concentra la sátira antimilitarista que Jaroslav Hasek (1883-1923) fue publicando por entregas entre 1920 y 1923. Las reposiciones que han venido haciendo las librerías de este volumen confirman la búsqueda de temas animados por parte de los lectores.  

FÉLIX VENTAS: 42 años/ administrativo

"Es una de las novelas más irónicas y divertidas escritas en el siglo XX. Y de alguna manera, ayudó a su autor a salir de la crisis porque contando esas historias se pagaba las copas"

JOSÉ FRIAL: 53 años/ prejubilado

"Es un libro que aborda instintos primarios, muy ácido y efectivo. Ataca convenciones de la cultura occidental y es crítico con el ejército. Además, Hasek tiene mucho sentido del humor"

FÁTIMA ALONSO: 40 años/ marketing

"El personaje de Hasek nos introduce en una visión de la vida muy aplicable a la crisis actual. El autor le pone mucho humor y un puntito de sarcasmo a los momentos duros".

 

 El testamento literario de Roberto Bolaño 

 

Título: 2666

Autor: Roberto Bolaño

Editorial: Anagrama

Páginas: 1.125 Precio: 35,50€

 

Elegida recientemente por la crítica de Nueva York como la mejor novela de ficción, ‘2666' narra la incansable búsqueda que emprenden cuatro profesores de literatura para dar con el escritor al que más admiran. Dividida en cinco partes, es considerada la obra cumbre de Bolaño (1953-2003).

ÁLVARO QUINTANA HAZAS: 25 años/ estudiante

"Es una experiencia profunda, única y adictiva. Sintetiza los horrores del siglo XX y vislumbra los del XXI. Novela voraz y abarcadora, suma de géneros, tonos y estilos".

SAÚL SESMA: 28 años/ documentalista

"Con esta novela Bolaño atrapa y absorbe totalmente al lector. No pude separme del libro hasta que lo terminé. Realmente una obra maestra".

VITTORIO LEONE: 29 años/ arquitecto 

"La de Bolaño es una gran y única búsqueda, ya sea la de un poeta, un escritor o un asesino. Como si de alquimia se tratara, el fin no es encontrar, sino la propia búsqueda".


Diario Público.

Martín Casariego: La pérdida de la inocencia

martin-casariegoAutor de la sensibilidad, las emociones y las sensaciones, Martín Casariego se ha hecho una finta a sí mismo para marcarse una novela de tema social. “La jauría y la niebla” (Algaida) ha obtenido el Premio Logroño gracias a su retrato de un acoso escolar en el País Vasco. Texto Begoña Piña Fotos Sebastián Romero Márquez
A través de tres personajes, el autor retrata en La jauría y la niebla la pérdida de la inocencia, el descubrimiento del dolor y la resignación. Todo ello con el relato de los hechos de un día en la vida de estas tres personas: un niño de unos siete años al que descubren el secreto de los Reyes Magos; su hermano mayor, un adolescente salvajemente acosado por algunos de sus compañeros, y un escritor que visita el colegio de ambos para hablar de uno de sus libros.

¿Poner voz a un niño o a un adolescente es especialmente delicado?
Escribir de niños es muy delicado, porque no te tienes que pasar de ñoño ni de sabiondo. Pero todo lo que va haciendo el personaje son cosas de las que yo me acuerdo, los juegos, los piques… Y, además, ahora estoy descubriendo muchas otras cosas con mis hijos. Mi hijo de cuatro años, por ejemplo, me pregunta mucho por la muerte. Y es que los miedos empiezan antes de lo que se suele pensar.

El mundo interior del adolescente es más complicado. ¿También ha echado mano a su experiencia?
Sí, también. Lo que pasa es que recuerdo con más cariño mi infancia que mi adolescencia. En la adolescencia y la infancia ya piensas en cosas fundamentales del mundo y de la vida, aunque luego las abandonas. Yo, desde luego, a esa edad pensaba mucho más en dios, la muerte, el espacio, el infinito… Ahora lo sigo pensando, pero doy la batalla por perdida y prefiero centrarme en otras cosas.

Este adolescente vive un infierno, para ello no le habrán valido sus recuerdos…
Las reflexiones del chico de la novela, un chico de catorce, son posibles. Lo que le pasa es algo que ocurre con cualquier persona maltratada. Pierdes la autoestima, te empiezas a considerar culpable, empiezas a pensar que a lo mejor te lo mereces…
Los tres personajes viven historias de amor. ¿Se acuerda del primer amor?
La primera vez que recuerdo haberme enamorado es con siete años, la edad del niño de la novela.

ADIÓS A LA INFANCIA
Una vez más, la juventud aparece en su novela. ¿Por qué fabula tanto alrededor de ella?
Primero, porque yo empecé a publicar con 27 y muchos de esos libros los he escrito entre los 27 y los 35. Y segundo, porque, aunque creo que cualquier momento de la vida es interesante, en la adolescencia y la juventud todavía te puedes permitir los sueños y vivir con ellos. Y eso para escribir también es más bonito. A mi edad, aunque sigues teniendo sueños, son menos y son más reducidos.

A pesar de ser una novela sobre el acoso escolar, da la impresión de que la intención es más emocionar que concienciar. ¿Es así?
La literatura lo que tiene que hacer es emocionar. Y las cosas que te emocionan son seguramente también las que te hacen reflexionar. Para que a mí un libro me emocione tiene que estar bien construido, bien escrito… A mí la historia de una jovencita de la edad que tiene Julieta, que se suicida por amor, pues en sí, si no está muy bien escrita, me aburre, me da risa.

Estar encerrado años con una historia así y ser padre, ¿hace doloroso el trabajo?
Para mí no es doloroso, pero es una cosa extraña. Ha habido momentos difíciles, claro, y creo que está bien que sea así. Yo no podría escribir manteniendo la frialdad, una distancia total, no me implicaría en la historia y no la escribiría.

Y con este trabajo ¿ha crecido el instinto protector hacia sus hijos?
No creo que por escribir esta novela me preocupe más lo de mis hijos, aunque sí es verdad que ahora estamos todos muy alerta. Y yo creo que eso está muy bien, pero también que ahora somos demasiado protectores. Hay que encontrar el término medio.

Una de las aventuras del niño es la de la decepción, conocer el secreto de los Reyes Magos. ¿Es el primer paso para perder la inocencia?
Para mí es como el símbolo. Aunque los cambios de las distintas épocas de la vida se producen poco a poco, en la biografía de todos nosotros hay ese cambio, que es muy puntual. Se produce con siete, con ocho, nueve años. Tampoco creo que sea el fin de al infancia, pero sí que es un momento muy importante porque descubres que la magia posiblemente no exista y que la gente que tú más quieres te puede engañar.

¿Usted se acuerda?
No me acuerdo de cuando me enteré y me sorprende, porque tengo bastantes recuerdos de la infancia…
Sin embargo, lo que le pasa al niño pequeño de su historia es más terrible que eso…
Le han robado la infancia. Lo horrible del acoso escolar, además del caso concreto, evidentemente, es el sufrimiento de los seres cercanos. Y en este caso, a este niño, el hermano pequeño, lo han destrozado. Y no quiero imaginar el dolor de unos padres…

Ahí introduce el tema del suicidio, que usted desgraciadamente vivió con el de su hermano Pedro. Podía haber esquivado el asunto, pero no lo ha hecho, ¿ha sido duro?
Lo que pasa es que, cuando murió mi hermano, yo tenía 31 años. Para mí ha sido, como es normal, muy doloroso, pero si yo hubiera tenido ocho años, creo que hubiera sido mucho más terrible. Y si es un hijo tuyo, es mucho más terrible aún. Es una cosa que tengo y, aunque procuro no pensar mucho en ello, forma ya parte de mi vida. Y, en el fondo, yo creo que todos acabamos escribiendo de nuestras experiencias y de nuestros sueños y de nuestras conquistas y de nuestros fracasos. Alguna vez me he planteado escribir algo más directamente sobre mi hermano, pero todavía no lo he hecho. Si lo hiciera, no lo novelaría. A lo mejor dentro de un tiempo lo hago.

UNA LECTURA METAFÓRICA
¿El adulto de su historia es símbolo de la resignación?
Una vez que vas viendo cómo es la vida, que te han caído palos por todos lados… lo grande ya no te lo crees. Y tienes que ir buscando otras cosas. Cuando eres más pequeño, te preocupas por lo grande, y cuando eres mayor te preocupas por lo pequeño.

Ese personaje es un escritor que visita colegios para hablar a sus jóvenes lectores. ¿Cuántas anécdotas propias hay en esta parte de la novela?
Creo que todo lo he vivido yo. Los niños pequeños son muy graciosos. En ellos hay entusiasmo y a la vez una capacidad muy limitada de mantener mucho tiempo seguido la atención. Tienen esa cosa de ponerse serios cuando les dicen que entra el autor… Claro que me ha pasado. Esos casos de espontaneidad, de ternura… Y me han preguntado esas mismas cosas, que si soy feliz… O cuando hablas de un animal y uno tiene un perro, otro un loro… En la novela, he puesto al escritor un poco más impaciente quizás de lo que pueda ser yo, pero es que es muy comprensible. Cuando te agarran y empiezan a tirar de ti… Alguna vez me ha dado miedo que me metan en el ojo un bolígrafo, porque se acercan, te empujan, vociferan… Esa es la parte que tiene humor de la novela. Cuando hacía eso, me reía.

Ha ambientado la novela en el País Vasco. ¿Le preocupa que se haga una lectura metafórica?
Esa pregunta no tiene una respuesta tan clara. Yo sé que esto me va a traer cierta cola, que va a haber gente que leerá la novela políticamente. No es una novela partidista; ahora bien, que se interprete como política en el sentido de que tiene una postura cívica, pues me parece muy bien. Lo he hecho conscientemente, yo tampoco soy idiota. No he caído en la tentación de que al chico lo acosen porque sea un maqueto, que podía haber sido un motivo. Me interesaba marcar una cierta distancia, porque en el libro hablo de muchas cosas, de suicidio, del acoso, del ensañamiento del grupo con el individuo… de cómo se puede desatar una violencia brutal. Me parece muy importante hablar de cómo esa violencia está soterrada y cómo de pronto puede estallar. Y es importante reflexionar sobre lo difícil que es enfrentarse a eso, porque es más fácil mirar a otro lado.

Ese mirar hacia otro lado va a hacer pupa en el País Vasco.
Pues me parece muy bien. Pero es que en el País Vasco ocurre con catorce y con cuarenta años, y fuera del colegio, en la calle. Es que yo leo los periódicos y veo los telediarios. He procurado hacer una novela contenida y muy documentada en esto. Que yo no me invento la figura del vigilante lingüístico, ni me invento el nombre de una plaza que tiene el nombre de un terrorista, ni el que pisoteen las flores de una viuda… Es que a veces que te pongan un espejo delante es muy molesto. El que se vea feo en ese espejo, pues que piense. Puede haber quien piense que yo me meto en un terreno incómodo. A lo mejor, para mí es muy incómodo no pisar nunca ese terreno y hacer como que eso no pasa, ¿no? El que se identifique con los acosadores o con el que mira a otro lado se está retratando él, yo no he señalado a nadie.

Usted no es un escritor que trabaje sobre temas sociales, ¿por qué lo ha hecho ahora?
Es verdad, en las otras hay un interés por los asuntos del espíritu de cada individuo. Pero aquí he querido hacer una novela para que nos demos cuenta de que hay cosas en la sociedad de las que todos somos responsables. Me interesa eso y es una preocupación social, por los hijos y también por la educación.

Educación que no está en sus mejores momentos…
Hemos vivido un momento de gran prosperidad económica y, lamentablemente, no ha servido para que se mejore la educación. Ha empeorado, seguramente. Cuando a un alumno, y eso es igual en el País Vasco que en Madrid, le preguntan si le suena Cortázar, a lo mejor dice que es un conquistador…

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Somos los responsables de la educación de la siguiente generación. Si tenemos una mejor educación, los que lo hicieron bien fueron nuestros padres y abuelos. ¿Qué es eso de decir que los adolescentes son unos tarados? Si el responsable eres tú y la sociedad. Y claro, te empiezas a plantear si, en ciertas cosas, es igual que el poder sea de izquierdas o de derechas, porque tampoco los socialistas han cambiado o mejorado esto.

¿Y cuál es la responsabilidad de los profesores?
Yo me he encontrado a una profesora de Literatura a la que no le gustaba leer. Claro que es un caso entre quinientos. Creo que los que más hartos están son los profesores. Les hemos quitado la autoridad. El mensaje es: profesor no te metas en líos, no hagas bien tu trabajo, porque te pueden denunciar. Ojalá éste sea un libro que haga que algunas personas se sensibilicen más con el acoso escolar, con la educación y con todo.

EDUCACIÓN Y REPRESIÓN
¿Usted diría que en su infancia existía la misma violencia que ahora?
Puede que ahora haya algo aún peor que el ensañamiento. En el libro se cuenta la historia de una chica que cambia de instituto y los acosadores mandan un mensaje de móvil al instituto nuevo para que la sigan acosando. Eso antes era más difícil. Así que sí, todavía hoy hay un giro más de tuerca.

¿Qué es lo peor del acoso escolar?
Lo más aterrador es que eso ocurra justamente en el sitio donde van los niños para ser educados y para convertirse en ciudadanos aprovechables por la sociedad.
Hay casos reales más crueles que el que usted describe. ¿Ha suavizado la situación intencionadamente?
La historia a mí me parece que es muy dura, la mires por donde la mires. Pero no he querido cargar las tintas, ni siquiera en el desprecio que yo pueda sentir hacia los acosadores. Ese desprecio también lo tiene que poner el lector. Si cargo las tintas, le quito fuerza.

Al final, ¿lo que ha hecho es escribir sobre la barbarie que llevamos dentro?
Es que yo creo que estamos muy cerca de esa barbarie. Hay un apagón en cualquier ciudad y hay robos, violaciones, asesinatos y de todo. Claro, no salimos todos a violar a la vecina. Para controlar eso, una parte es la educación, que es la más eficaz, porque tú solito te controlas. Y luego están la policía y los jueces. La educación y la represión, digan lo que digan. La teoría anarquista de que no haya poder sería el desastre total. 

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